lunes, 5 de diciembre de 2016

FEMINAZISMO


LOS 11 PRINCIPIOS DE PROPAGANDA NAZI Y CÓMO EL FEMINISMO LOS UTILIZA PARA INCITAR AL ODIO CONTRA LOS HOMBRES


Propaganda FeminaziJoseph Goebbels fué el “ministro de ilustración pública y propaganda” del régimen nacional-socialista alemán. Uno de los grandes magos negros de la comunicación política, resumió su doctrina en estos 11 puntos, que el feminismo parece seguir al pié de la letra.

1  – Principio de simplificación y del enemigo único.

Todo el culpa del “Heteropatriarcado”. No importa si un Islamista asesina gays en una discoteca para sacrificarse ante lo que considera un fin moral superior o si los chirimbolos resultan ser tradicionalmente esféricos, todo, absolutamente TODO es culpa del enemigo único. No es estupidez. Es propaganda (e inmoralidad).

2  – Principio del método de contagio.

Este principio se basa en reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo.

El mantra del feminismo neomarxistatransversal. La confabulación de alegatos de “Racismo”, “Sexismo”, “Homofobia”, “Islamofobia”, “Transfobia”, todo articulado hacia el odio y la incitación a la violencia contra el monstruo que personaliza a la cultura occidental: El hombre blanco heterosexual.Feminazi

3 – Principio de la transposición.

Este principio trata de cargar sobre el adversario los propios errores o defectos.
  • “El SAP no tiene base científica” (Lo que no tiene base científica es la teoría feminista)
  • “En Varones Unidos inventan datos y hacen denuncias falsas” (Es el movimiento feminista el que incentiva la realización de denuncias falsas por violencia de género, e inventa datos ridículos como que “1 de cada 3 hombres son golpeadores” o “1 de cada 5 mujeres son violadas en la universidad”  )
  • “Los masculinistas son homosexuales y resentidos” (¿Quienes se encuentran tan carcomidas por el resentimiento que promueven adoptar la homosexualidad como método de “lucha política”?)
  • “A las mujeres nos están matando” (Según las cifras oficiales mueren 3 hombres asesinados por cada mujer )

4 – Principio de la exageración y desfiguración. 

Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
En Uruguay mueren 30 mujeres al año asesinadas por sus parejas, el feminismo lo plantea como un índice de violencia extrema. Pero esta cifra es solamente el doble de la que se ve en países europeos. Cada una de esas muertes es una tragedia, pero la cifra de homicidios es SIETE VECES más alta que la europea. Estas 300 personas que mueren asesinadas – en gran medida en relación al problema de la inseguridad – ¿No son una tragedia igual, o diez veces peor?.
La cifra de homicidios podríamos reducirla a un séptimo, la de femicidios quizás solo a la mitad si las llevamos a niveles europeos. Teniendo en cuenta que por homicidios mueren 9 veces más personas (hombres y mujeres), que por femicidios. ¿Si todas las vidas valen lo mismo, por qué lógica deberíamos priorizar una causa de muerte 3 veces más difícil prevenir y que afecta a 9 veces menos personas? Lógica ninguna, pero la histeria generada entorno a los femicidios sirve para legitimar medidas hembristas y la existencia de una pléyade de organizaciones feministas que aspiran a lucrar o acumular poder mediante al otorgamiento de “convenios” y subvenciones estatales.

Feminicidios en Contexto
Femicidios en Contexto
La exageración de la incidencia de los femicidios se basa en esta técnica Goebbeliana de tomar casos puntuales (nótese cuánto se habló de la chica empalada en Buenos Aires) y repetir el tema hasta el hartazgo, generando la impresión equivocadade que estos crímenes son muchísimo más comunes de lo que realmente son.

5 – Principio de la vulgarización.

Este principio trata de que toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida.
De aquí el uso y abuso de eslóganes reduccionistas que no requieren ningún procesamiento intelectual para ser adoptados:
  • “Ni una menos”
  • “Machete al machote”
  • “Vivas nos queremos”
  • “Muerte al macho”
  • “Ante la duda tu la viuda”
  • “Polla violadora a la licuadora”
Ninguno de estos eslóganes hablan de igualdad ni de justicia. De lo que hablan es de el repudio-a y el enfrentamiento-contra los hombres.

6 – Principio de orquestación.

La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente.
Por este motivo, cuando discutes con una feminista siempre te encontrarás con la misma decena de argumentos con que el aparato de propaganda les ha machacado el cerebro:
  • “Las mujeres ganamos menos que los hombres” (Falso)
  • “A las mujeres nos están matando” (A los hombres también y más )
  • “A los hombres no los matan sus parejas” (Falso: 123 )
  • “Son los hombres los que asesinan” (No. Son los asesinos los que asesinan)
  • “Nos matan por ser mujeres” (Si a los hombres nos matan 3 veces más, es a nosotros a quienes nos matan por ser varones)

7 – Principio de renovación.

Goebbels decía que hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa.
Por esta razón, ni bien terminan de hacer una campaña contra el femicidio, inventan la heteronormatividad, luego hacen una campaña contra una telenovela, luego contra el “machismo” en el deporte, no dejan que ningún tema se asiente, para que el opinión pública no tenga oportunidad de analizar el tema y darse cuenta del pescado podrido que le están vendiendo.

8 – Principio de la verosimilitud.

Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
Te plantean que “Muere una mujer cada “##” horas!!”, no te dicen que en el mismo tiempo mueren 3 veces más hombres ni que se suicidan 9.
Te plantean que “Las calles no son seguras para las mujeres”, cuando es mucho más probable ser víctima de un atraco si uno es varón y es más probable que el desenlace del mismo sea letal.

9 – Principio de la silenciación.

Este principio se basa en acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Acá vemos la importancia que tiene para el feminismo que se establezca un régimen de corrección política(Censura) en que las personas no tengan derecho de expresar sus opiniones personales, los medios no tengan el derecho de publicar informaciones que contradigan al feminismo por más ciertas que sean, y los que se animen a decir la verdad de todas formas sean perseguidos y acosados.
Se puede ver también la utilización de este principio en la costumbre feminista de caer en andanadas a pretender humillar a base de descalificaciones e insultos a sus críticos, como Big Pumuki, Agustin Laje, o nosotros mismos, que constantemente recibimos insultos y amenazas por las redes sociales, sin que se establezca una discusión real sobre los argumentos que planteamos.

10 – Principio de la transfusión

Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales.
El feminismo opera sobre la base de la desechabilidad masculina, el sexismo tradicional en contra de los hombres que las sociedades humanas desde tiempos inmemoriales han ejercido, aplicando un menor valor a la vida masculina que se utiliza y muchas veces sacrifica para proteger a la femenina. Todas las tradiciones de sacrificio del hombre por la mujer, son parte de este complejo del que el feminismo abusa para alcanzar sus fines políticos.

11 – Principio de la unanimidad.

Este principio se basa en la generación de una falsa impresión de que existe un consenso a favor del feminismo, algo que en la realidad no es así. La oposición al feminismo es muy fuerte pero no se la ve, no se la escucha, porque emitir una opinión crítica acerca del tema, implica ser atacado personalmente.
Sabemos que esta oposición existe, porque a pesar de la constante presión que sufren las mujeres, menos del 25% de las mujeres se consideran feministas(Huffpost/Yougov 2013), y estos son datos recavados por un medio neomarxista y feminista como el Huffington Post, cuya mesa editorial está compuesta en un 100% por mujeres.
Esta percepción falsa de que la mayoría de las mujeres es feminista, se impone a través del miedo. Del miedo a ser agredido, insultado, linchado mediáticamente o hasta a perder el trabajo si uno expresa una opinión divergente. Este miedo se genera en la gente a través de humillaciones públicas de personajes o instituciones reconocidas (Gustavo Cordera, el cantante de El Otro Yo, la revista Miss 15, el alcalde de Alcorcón) en todos estos casos el feminismo eligió personas o instituciones reconocidas, a las que tomó por sorpresa y obligó a través de verdaderos linchamientos mediáticos a pedir disculpas por acciones o dichos completamente inocentes, pero que contravenían los dogmas y prejuicios feministas. De esta forma, el grueso de la gente que vive como espectador estos episodios, es empujada a cuidarse en lo que dice, aprende que decir lo que le molesta a las feministas, por más que sea cierto, puede traerte malas consecuencias, y de esa manera se logra el silencio de la gente y con este silencio, la percepción falsa de unanimidad.
Así que cuando te digan que decir “Feminazi” es hacer una caracterización errónea del feminismo, mandarles este artículo y dejalos pensar.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Sólo para amantes de la Historia

Don Miguel el toca-pelotas.

Entre los tópicos historiográficos con los que se alimentan los "progres" está el de la destitución de Miguel de Unamuno como rector de la Universidad de Salamanca por los "fachas", a finales de 1936.  Es verdad, pero también lo es que el primer Gobierno que le destituyó fue el de José Giral, y lo hizo por el delito de apoyar a los alzados.
A la II República se le llamó "la República de los Profesores", y quienes más hicieron por traerla fueron los intelectuales reunidos en la Agrupación al Servicio de la República, fundada en febrero de 1931 por José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala. Los tres fueron diputados en las Cortes Constituyentes. El elemento más venerable de esta tropa de choque, en una época en que los artículos de periódico y las conferencias radiadas conmocionaban a la sociedad como hoy las eliminaciones de Gran Hermano, fue el bilbaíno Miguel de Unamuno, catedrático de griego, pensador y permanente toca-pelotas de  todo Gobierno.
Desde joven, a Unamuno sus opiniones le causaron constantes problemas, no sólo con políticos, como los abertzales del PNV, también con las autoridades. En 1914 fue despojado de su cátedra; pero el Gobierno al que más combatió fue el del dictador Miguel Primo de Rivera. A éste le llamó "fantoche real y peliculero tragicómico". Fue desterrado a la isla canaria de Fuerteventura y luego se exilió a Francia. Su campaña contra la Monarquía le llevó a formar parte de la lista de la candidatura de la conjunción republicano-socialista al Ayuntamiento de Salamanca. La República recién proclamada le colmó de honores. Participó en las Cortes Constituyentes, en las que empezó a desencantarse con el nuevo régimen y con los nuevos gobernantes. Tanto él como los demás intelectuales recibían desprecios de los diputados del pueblo, como Indalecio Prieto, que apodó a José Ortega y Gasset "la masa encefálica". Unamuno escribió y protestó contra los "diputados jabalíes", que se jactaban de reventar discursos mediante pataleos y pitadas y entre los que se encontraba el aviador Ramón Franco. Pese a lo anterior, recibió numerosos homenajes: en abril de 1935, con motivo del cuarto aniversario de la proclamación de la República, el Gobierno de centro-derecha le concedió el título de Ciudadano de Honor. También se le nombró rector vitalicio de Salamanca.
En 1936 Unamuno se sintió conmocionado por el comportamiento del Frente Popular y de sus masas. En junio describió una manifestación de izquierdas en Salamanca contra los magistrados de la Audiencia Provincial y calificó a las mujeres que participaron en ella de "tiorras desgrañadas, desdentadas y desaseadas".  Un mes más tarde se produjo la sublevación del 18 de julio, que triunfó en Salamanca, y Unamuno la apoyó desde el primer momento. El día 26 se incorporó al nuevo Ayuntamiento constituido por los sublevados. A los periodistas extranjeros que le visitaban, dada su fama mundial, les decía que la guerra no era "una lucha contra una República liberal", sino por "la civilización". Sus actos y sus declaraciones preocuparon al Frente Popular, cuyos dirigentes comprendieron que se trataba de un golpe propagandístico brutal contra ellos. De modo que el 22 de agosto el Gobierno presidido por José Giral dictó un decreto, firmado por el presidente Azaña, por el que se destituía a Unamuno de todos sus cargos y se le reprochaba su traición, no haber guardado lealtad, "a la que estaba obligado", a un régimen que le había reservado "las máximas expresiones de respeto y devoción". También se anulaban su nombramiento como rector vitalicio de la Universidad de Salamanca y la creación en ésta de la cátedra que llevaba su nombre; y se retiraba su nombre a un instituto de enseñanza media de Bilbao al que se le había dado tal en 1934, con protesta entonces del siempre simpático Partido Nacionalista Vasco. En esta línea de degradación pública, pocos días después, los concejales del Ayuntamiento de Bilbao, compuesto por concejales republicanos, socialistas y peneuvistas, retiraron el busto de su paisano del salón de plenos y los honores que le habían sido concedidos, por su "conducta desleal", que le hacía "indigno" de ellos. (¿no les recuerda esto algo parecido a lo que le pasó a don Mariano cuando le declararon persona no grata en Pontevedra?). La Junta Técnica de Burgos, el embrión de Gobierno de la zona nacional, en un decreto del 1 de septiembre confirmó a Unamuno en todos sus cargos y honores y elogió "la adhesión fervorosa y el apoyo entusiasta" que el "ilustre prócer" prestaba a la "cruzada emprendida por España". Días después, el claustro de la Universidad de Salamanca, bajo su presidencia, redactó el "Mensaje de la Universidad de Salamanca a las Universidades y Academias del mundo acerca de la guerra civil", que rezaba  así:
"La Universidad de Salamanca, que ha sabido alejar severa y austeramente de su horizonte espiritual toda actividad política, sabe asimismo que su tradición universitaria la obliga, a veces, a alzar su voz sobre las luchas de los hombres en cumplimiento de su deber de justicia.(...) tales hechos, innecesarios e inútiles, son reveladores de que la crueldad y destrucción, o son ordenadas o no pueden ser contenidas por aquel organismo que, por otra parte, no ha tenido ni una palabra de condenación o de excusa que refleje un sentimiento mínimo de humanidad o un propósito de rectificación."
Una vez que Franco, nombrado generalísimo y jefe del Estado el 1 de octubre de 1936, se instaló en Salamanca, Unamuno estuvo entre sus visitantes más ilustres. A comienzos de octubre hizo las siguientes declaraciones al periodista francés G. Sadoul:
"Tan pronto como se produjo el movimiento salvador del general Franco, me he unido a él (...) El Gobierno de Madrid me destituyó de mi cargo de rector, pero el Gobierno de Burgos me restableció mi función (...) El salvajismo inaudito de las hordas marxistas sobrepasa toda descripción (...) bandas de malhechores, de criminales natos, sin ninguna ideología (...) Es el régimen del terror. España está, literalmente, espantada de si misma (...) Si el miserable Gobierno de Madrid no ha podido ni ha querido resistir el empuje de la barbarie marxista, debemos tener la esperanza que el Gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror (...) Insisto en el hecho de que el movimiento a cuya cabeza se encuentra el general Franco tiende a salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional.".
Sin embargo, su condición de toca-pelotas y la violencia que giraba a su alrededor estallaron en el famoso acto del 12 de octubre en el paraninfo de la Universidad, al que acudió en representación de Franco y en el que se enfrentó a parte de los asistentes por un discurso especialmente virulento del general José Millán Astray. En los días siguientes, la miseria humana hizo que los mismos que le habían aplaudido le expulsasen de las instituciones en las que tenía un puesto: el Ayuntamiento, la Universidad y el Ateneo. Se trató de civiles, algunos de ellos antiguos votantes de los partidos republicanos, no de militares ni de falangistas. Sus colegas universitarios propusieron al Gobierno su expulsión. El 26 de octubre Franco le despojó de su cargo de rector. En las semanas siguientes le llegaron testimonios de la represión desencadenada por los nacionales, que le llevaron a lamentarse. Como escribió en una carta fechada el 1 de diciembre, desgraciadamente no se están siempre empleando para ello métodos civilizados, ni occidentales ni menos cristianos.
Murió el 31 de diciembre en su casa, y su ataúd lo portaron varios falangistas.
El poeta Antonio Machado, que se encontraba en la zona republicana –su hermano Manuel estaba en la nacional–, escribió al conocer el fallecimiento del vasco: "Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra sí mismo".