¿CUALQUIER TIEMPO PASADO FUÉ MEJOR?
Yo soy de los que piensan que cualquier tiempo pasado fué mejor, sobretodo si tenemos en cuenta por todo lo que estamos viviendo y padeciendo.¿Pero es eso cierto?. He reflexionado mucho sobre ello, y he llegado a mis propias conclusiones
-Seguro que has oído a alguien de tu entorno decir algo parecido a: “Hoy no es como antes. Ya no hay respeto por los mayores. Antes, todo el mundo era honesto y trabajador y la gente se preocupaba por los demás.” Me juego mi colección de chapas de pepsi-cola a que, si le preguntas a esa persona, su abuelo decía lo mismo. Y si hubiera posibilidad de poder preguntarle al abuelo de esa persona, diría que su abuelo opinaba igual y así hasta la cortina de los tiempos. ¿Por qué siempre tenemos la percepción de que en el pasado todo era mejor?
Conozco a personas que han tenido infancias duras y que opinan que antes la gente era más buena. Y te pueden dar una retahíla de recuerdos que justifican esa afirmación. Da igual que vivieran en la miseria o bajo represión política de cualquier tipo, lo que recuerdan es que antes eran más felices. La respuesta a esta forma de pensar está en el cerebro y en su capacidad para engañarnos. No le culpéis, no lo hace para fastidiar, sino para mantenernos sanos.
A esta percepción de que todo antes era mejor se la conoce con el nombre de efecto de positividad. Es un fenómeno por el cual nuestro cerebro es capaz de recordar con detalles muy vívidos las memorias felices, mientras que las tristes tienden a desvanecerse.
Por eso casi todos recordamos con cariño nuestra infancia y tenemos tantos recuerdos de juegos, diversión y felicidad. Por eso recordamos con cariño los buenos momentos que pasamos con una mascota fallecida y olvidamos los días de lluvia y frío en los que teníamos que sacarla a pasear o aquel día en que se comió los deberes y tu maestra no te creyó.
El mecanismo de percepción de positividad sirve para que podamos seguir hacia adelante sin “atascarnos” en recuerdos tristes. Es un truco del cerebro para que podamos superar los baches de la vida. Seguro que habéis tenido un momento duro en la vida: el fallecimiento de un ser querido, o algo menos doloroso como un montón de trabajo al que creíais que no podíais hacer frente, una montaña de exámenes apelotonados en una semana, o cualquier situación más o menos penosa. Comprobad que, a medida que pasa el tiempo, os cuesta recordar vívidamente lo mal que lo pasasteis y que realmente os queda un buen regustillo por haberlo superado. En el caso de la muerte de un ser querido, se traduce en que tendemos a conservar únicamente los recuerdos positivos que tenemos hacia esa persona.
El mecanismo de percepción de positividad no es perfecto y, de hecho, suele fallar en la gente que sufre de depresión: Estas personas no son capaces de recordar detalles vívidos de recuerdos, sino recuerdos vagos de cómo de mal le van las cosas.
En varios centros de Neurología realizaron experimentos que demuestran que nuestro estado de ánimo condiciona qué somos capaces de recordar. Así que, no hace falta estar diagnosticados de depresión para que haya fallos en el mecanismo de positividad: nuestro estado de ánimo afecta a nuestra memoria. Si estamos alicaídos, somos más propensos a recordar experiencias tristes o a resaltar las partes más negativas. Cuando estás triste no recuerdas lo genial que te lo pasaste en tu cumpleaños, sino que el pastelero escribió mal tu nombre en la tarta.
En los momentos de bajona, creemos que nos han pasado una serie de acontecimientos terribles que hacen que estemos tristes. Es decir, pensamos “como me han pasado un montón de cosas horribles, estoy depre”. Sin embargo es al contrario: “Como estás tristón, tienes más facilidad para recordar otras vivencias tristes”. O sea que cuando estamos tristes somos más propensos a fijarnos y pensar en las malas experiencias. Esto parece una obviedad, pero te vendrá bien recordarlo la próxima vez que estés triste.
En conclusión, en un estado normal, cuando recordamos cualquier tiempo pasado, lo hacemos con una mezcla de nostalgia y alegría y eso es lo que hace que, por muy malos que fueran realmente esos tiempos, los recordemos mejor que los actuales.
A pesar de todo lo reflexionado, yo sigo pensando que cualquier tiempo pasado fué MEJOR