domingo, 27 de diciembre de 2015



NUESTRA VIDA NO TENDRIA SENTIDO SIN LAS ARTES



La vida de todas las personas, aun la de aquellas que no están conscientes de ello, está enmarcada por expresiones culturales; algunas colectivas y otras muy personales, pero todas importantes. La mayoría no se detiene a pensar sobre la importancia de las artes en sus vidas, pero denos tres minutos y se lo vamos a mostrar. Pensemos un mundo sin expresiones artísticas.
Primero, eliminemos el teatro. Quitemos de nuestra vida todas las obras dramáticas que hayamos visto, los títeres, los magos, los comediantes; también actividades más cotidianas como las pastorelas.
Ahora, quitemos la danza. Eliminemos todos los bailes a los que hayamos asistido o en los que hemos participado, los actos escolares, nuestro primer baile con algún novio o novia, la discoteca, nuestro baile de graduación, nuestro primer baile como esposa o esposo, todas las fiestas bailables; también eliminemos todas esas ocasiones en que utilizamos algún bailecito paraexpresar nuestra emoción porque nuestro equipo metió un gol, porque nos dieron permiso de ir a la fiesta, porque nos encantó la comida que probamos, por (incluyamos las demás razones que nos impulsaron a bailar de la emoción).
Podemos seguir con las artes visuales. Quitemos los altares, pinturas e imágenes del interior de los templos religiosos, las pinturas que adornan nuestro hogar o nuestro lugar de trabajo, los “nacimientos”, las fotografías, los monumentos, los juguetes tradicionales…
Luego podemos borrar la cinematografía. Eliminemos todas las películas que hemos visto, todos los documentales y, en especial, todo lo que hemos aprendido, sentido y vivido a través de ellas. Las lágrimas (de tristeza y risa), el suspenso, el miedo, la alegría; las vidas de hombres y mujeres, reales o ficticios, que nos han inspirado; puntos de vista diferentes al nuestro; experiencias compartidas.
Ahora imaginémonos nuestra vida sin literatura. Olvidémonos de los cuentos, las fábulas, los chistes, las historias, las novelas, los personajes.
Sigamos con la música. ¿Cómo sería nuestra vida sin música? Las fiestas y desfiles, el camino hacia el trabajo o la universidad, nuestras ceremonias religiosas, nuestras ceremonias civiles y cívicas, los eventos deportivos, sin himno nacional, sin conciertos… ¿Cómo sobreviviríamos nuestros años adolescentes sin música?
Ahora quitemos la arquitectura. Nuestra casa, nuestra oficina, nuestra escuela, nuestra universidad, nuestro templo. Ahora los de todos los demás.
Y finalmente, quitemos las obras del diseño. ¿Ya se dio cuenta para dónde vamos? La silla donde estamos sentados o sentadas, la mesa que tenemos en frente, la computadora a través de la cual estamos leyendo esto, este portal, el celular, las lámparas, la televisión, la cafetera, los platos y los cubiertos, los vehículos, el logo de nuestra empresa, las estampas religiosas, los pósters de nuestros ídolos, la bandera y el escudo nacional, los símbolos de nuestro equipo deportivo, todo, TODO lo que queda, incluyendo su ropa.
Ya no queda nada.
Aunque podríamos pensar por un momento que un mundo sin nada sería no solo cómico (imaginándonos “chulones” deambulando como cavernícolas) sino deseable, en el mejor de los casos una vida sin expresiones artísticas sería aburrida y difícil y, en el peor de ellos, sería una existencia más allá de lo simplemente depresivo.
Ninguna persona (o muy, muy poquitas) puede permanecer sin intentar resolver algún problema práctico –¿cómo hago lisa la piedra para que me pueda sentar más cómodo?, ¿cómo hago para que no se me escape la cabra?, ¿cómo hago para que no me dé frío?–; sin cuestionarse algo –¿existe un Ser superior?, ¿porqué estoy aquí?, ¿porqué me pega?–; o sin buscar y encontrar la forma de registrar lo que siente, piensa y ve. Eventualmente, todos buscamos la forma de hacernos permanentes y todo esto se hace a través de las artes.

miércoles, 9 de diciembre de 2015



LA ESTUPIDEZ LAICISTA Y NACIONALISTA



¿HASTA DONDE PUEDE LLEGAR LA ESTUPIDEZ NACIONALISTA?
La Navidad, como todo el calendario, es un campo de batalla de las guerras ideológicas. Los revolucionarios franceses se inventaron un calendario nuevo; los bolcheviques rusos, los nacionalsocialistas alemanes y los comunistas castristas han tratado de borrar las fiestas cristianas con solsticios, equinoccios, fiestas de la cosecha... Esa tendencia a borrar las huellas cristianas y tradicionales se mantiene en nuestros tiempos con la sustitución de la Semana Santa o la Semana de Pascua por la Semana de Primavera, la eliminación de la datación antes y después de Cristo y la exigencia de montar Navidades laicas. Los nacionalistas separatistas vascos y gallegos también realizan sus campañas de manipulación en el mismo sentido. Desde hace unos años, al Olentzero bizkaitarra se ha unido la figura del Apalpador gallego, todavía más repugnante.
El olentzeroViejo chalado que permanece encerrado en una chabola del bosque todo el año y sólo sale en Nochebuena. Distribuye juguetes a los niños vascos. Es compañero de Papá Noel, pero, a diferencia de éste, se ha quitado el pijama rojo. Viste harapos, va sucio, no se le conoce mujer y convive con cabras, pese a lo cual los nacionalistas le permiten acercarse a sus hijos.
Esta figura existió en algunas comarcas montañesas de Guipúzcoa y Navarra, donde, lógicamente, había carboneros de leña. Este mito ha sido adoptado y modificado por los nacionalistas para ponerlo a su servicio y seguir secularizando y desespañolizando la sociedad.Fue renacido por obra de las Ikastolas
Las instituciones vascas controladas por el PNV y Bildu (ayuntamientos y diputaciones) subvencionan fiestas con el Olentzero, mientras regatean ayudas a las cabalgatas de los Reyes Magos. Incluso la televisión pública EITB ha rehusado en algún año emitir las cabalgatas, como si la imagen de los Reyes Magos fuese tan insoportable para los buenos vascos como el mensaje de Navidad del rey de España.
Este mito precristiano, readaptado a la mitología nacionalista, cuenta con el apoyo del eusko-klero, al que no le importa participar en la paganización de la sociedad vasca con tal de acercarse a su Euskadi amada
Un sobador de niños gallego
El nacionalismo gallego tiene una dependencia enfermiza de sus hermanos mayores vasco y catalán. or ello, los separatistas gallegos han tratado de encontrar su Olentzero, y lo han hallado en el Apalpador. Esta figura milenaria y arraigada se conoció en fecha tan lejana como 2006, cuando una página nacionalista que defiende la asimilación del gallego al portugués publicó un artículo descubriéndolo a la humanidad.
El Apalpador es un carbonero que vive en el monte, como el Olentzero; se toca con boina y fuma en pipa, como el Olentzero; lleva regalos a los niños en Nochebuena, como el Olentzero; su nariz roja muestra su gusto por las bebidas alcohólicas, como el Olentzero... La única y siniestra diferencia es que el Apalpador entra en el dormitorio de los niños y toquetea sus barriguitas con la excusa de comprobar si están bien alimentados por sus padres Por desgracia, un número creciente de ciudadanos e instituciones gallegos está cayendo en la trampa nacionalista, hipnotizados por el paletismo de defender y tragarse "lo de la tierra".
¡Que tiempos tan dichosos aquellos en los que solo existian LOS REYES MAGOS
MANUEL MARIN